La formación continua en el marco de la 27.499, conocida como Ley Micaela, brinda la posibilidad de identificar las decisiones, los posicionamientos, las omisiones, los tratos y las prácticas cotidianas que reproducen las desigualdades. Se trata de comprender qué aspectos de la vida institucional no son parte de un orden “natural” sino que responden a formas cuturales. Y tambien de repensar las decisiones humanas, personales, colectivas e institucionales que debemos tomar, de buscar nuevos modos de convivencia libres de violencia.